12 de noviembre de 2015

Hablemos de... El Camino de Santiago {día 3}

Y empieza la mañana del tercer día, nos levantamos terriblemente temprano y fuimos a desayunar, por puro milagro; había WiFi (hay que decir que eso me alegro la mañana).

Cuando salíamos del restaurante un profesor me vino a quitar la mochila, por que según él con mochila no terminaba el camino ni de broma; cuanta razón tenía. No me acuerdo exactamente pero creo que ese día eran 29 km, la mañana se me pasó relativamente rápido, por cosas del destino me encontré con un compañero que iba escuchando música decente (no reggaeton); algo de rock y alguna que otra de pop, creo que incluso escuchamos una o dos clásicas; cabe decir que para mi, la música es casi más necesaria que el oxígeno y tanto como Internet (pero no me podía arriesgar a que se me apagara el teléfono así que no escuche música hasta este día); así que con música caminaba bien.

Por desgracia tuvimos que parar a comer, a mi personalmente las paradas me mataban; comimos muy bien y a diferencia del día anterior cada uno fue por su lado, así que estuve con unas amigas; me lo pasé realmente bien (incluso conseguí que fuéramos a un restaurante con WiFi), el problema llegó al levantarme del asiento, me dolía todo de caminar, pero esta vez tenía los pies destrozados; tuve que hacer esfuerzos para llegar hasta donde habíamos quedado todos; y al llegar allí me dijeron lo peor de todo, no había salvación furgoneta. La furgoneta era mi seguro, mi salvación, si ocurría algo (como a una amiga, que le dio un ataque de ansiedad caminando y tuvieron que venir a recogerla) me vendrían a recoger y no tendría que seguir, era lo último que me faltaba, el profesor nos dijo que podíamos dejar las mochilas y quien quisiera quedarse, podía esperar a la furgoneta, hoy me gustaría decir que me atreví ha hacer el trayecto que quedaba, pero la verdad es que no fue así; yo y dos chicos más no quedamos cuidando de las mochilas.

Hubo gente que se empeñó en hacer el camino con la mochila acuestas, poniendo como escusa que si lo hacían sin mochila es como si no lo hicieran; tonterías, eso no está escrito en ningún lado, si no puedo con la mochila, no puedo y punto.

El hecho es que no teníamos furgoneta por que había cambio de profesores, cuando vinieron; una hora después, fuimos directamente al albergue, que SI tenía WiFi; pero la verdad es que no la usé, estaba destrozada, así que me duche y me tumbé en la cama hasta que llegó todo el mundo. Más tardé descubrí que los pies me molestaban tanto por que tenía una ampolla (a parte de estar magullados en gran parte), y como dolía la condenada.

Ese día casi no cené de lo cansada que estaba, también recuerdo haberme ido a dormir justo después de cenar y conciliar el sueño casi instantáneamente, algo extraño, dado que suelo tardar bastante en quedarme dormida.

Después de todo puedo decir que este día no estuvo tan mal, a la mañana me lo pasé bien, y creo que si no me hubieran dicho lo de la furgoneta, habría seguido caminando tranquilamente (ahora me arrepiento, pero se que si volviera a estar en esa situación, nunca escogería caminar).

¡Un abrazo virtual! Y nos leemos pronto.

Alicia.


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© Las Locuras de una Alicia
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