No
sé si alguien os lo había dicho pero dormir mal y tener que caminar no son dos
de mis cosas favoritas. El segundo día no había empezado mal del todo, era mi
cumpleaños y estaba feliz; aquí surge mi primera duda, ¿Que está mal con mi
cabeza? vale, si, era mi cumpleaños; pero tuve que madrugar y aún por encima
para caminar. Ese día tocaban unos 25 km, la verdad no me acuerdo exactamente,
pero por esa cifra anda.
La
verdad este día lo recuerdo un poco confuso, solo sé que a la mitad de la
mañana me quitaron la mochila, porque si no, no iba a llegar; volví a estar
toda la mañana de última (esta vez con unas amigas), realmente no pasó nada
especial, cuando nosotras (las que íbamos de últimas) llegamos a la primera
parada, los primeros ya llevaban descansando una media hora, así que nosotras
no paramos. La segunda mitad de la mañana no fue tan mala, iba claramente sin
mochila, pero por lo menos podía andar; la cosa empeoró cuando hicimos la
segunda parada, si se supone que estas paradas eran para recuperar fuerzas a mi
no me funcionaban, quizás si no hubiera parado no habría llegado tan destrozada
a comer. Andando sentía todo el cuerpo entumecido (en gran parte por el frío)
no era una sensación agradable, pero si mejor que el dolor; como iba diciendo
las paradas no me ayudaban precisamente, parar significaba volver a sentir
dolor, y cuando llegue a donde estaban los demás lo primero que hice fue
sentarme.
Craso error. En el momento en el cual tuve que ponerme y
andar, sentía que moría, creo recordar que el último kilómetro hasta el
restaurante lo hice llorando.
Al llegar al "restaurante", mejor dicho cafetería,
me senté con unos amigos, comimos todos juntos, estaba feliz (solo quedaban 2
km para el albergue). Después de comer, había recuperado fuerzas, así que les
dije a los profesores que me devolvieran la mochila; algunos compañeros
llevaban todo el camino quejándose de tener que cargar la mochila, que si no la
cargabas era como si no hubieras hecho el camino, que sin la mochila caminaba
cualquiera... Quiero que sepáis (por si alguno de mis compañeros me está
leyendo) que no me dejaron coger la mochila.
Realmente no sé
que me pasó por la tarde, pero me empecé a agobiar y a pensar, cuanto antes llegues
antes descansas (obviamente, antes te conectas al Wifi), vamos, que puse pies
en polvorosa; llegue de 15ª; muerta, pero llegue.
Y al llegar allí
resultó que no había ni WiFi; pero vamos a haber, si ni siquiera había
enchufes, me corrijo había 2 enchufes para unas 28 personas más o menos. Mi
gozo en un pozo.
Y este es el
resumen de mi espléndido segundo día.
¡Un
abrazo virtual! Y nos leemos pronto.
Alicia.
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