Comienzo del último día, el único en el cual nos levantamos a una hora razonable (entre las 8 y las 9); día 5º, solo nos quedaban 2 kilómetros y todo habría acabado, hicimos uno y desayunamos, fue sin duda alguna el mejor desayuno de mi vida; después de pasarme toda la semana desayunando ligero para que no nos sentara mal al caminar, un desayuno en condiciones fue lo mejor que me podría haber pasado.
El último kilómetro lo pasamos cantando (gritando letras sin sentido) todos juntos, fue muy divertido, pero también muy vergonzoso, hubo gente que incluso nos grabó. Nos dieron el resto del día libre, llegamos sobre las 11, y lo que hice automáticamente fue dormir en la plaza, me acosté en mi mochila y me dormí (no fui la única).
Una anécdota graciosa, fui a comer con unas amigas y una camarera nos hecho del bar (también era la dueña), porque se equivocó al anotar la orden y entendió menú del día. Le pedimos croquetas. Decidió pagar ella las bebidas y nos echó (fue muy gracioso).
El resto del día compramos algunos suvenires y fuimos otro rato a la plaza (y no, no me volví a dormir). Antes de irnos nos dieron la Compostelana, si hago el camino otra vez (cosa poco probable), no pienso poner religioso en el motivo, porque no lo hice por eso (aunque tampoco le iba a poner que lo hacía por un punto más en la nota de gimnasia).
Y eso es todo, el camino en bus fue de lo más entretenido, aunque dormí la mayor parte del tiempo y llegar a casa fue increíble.
¡Un abrazo virtual! Y nos leemos pronto.
Alicia.
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